Con nuestro aval ese 40% de fondos propios no es necesario tenerlo, y si la empresa dispone de ellos puede ahorrarlos para su fondo de maniobra o circulante, o bien destinarlos a otras inversiones que vaya a necesitar realizar.

Además, el banco va a preferir en muchos casos tener el aval líquido y a primer requerimiento de una Sociedad de Garantía Recíproca, antes que una garantía inmobiliaria a la que luego ha de buscarle una salida en el mercado, generalmente a la baja (mientras que las operaciones avaladas por las Sociedades de Garantía Recíproca deben clasificarse sin riesgo apreciable, por lo que no precisarán dotarse de provisiones, según establece la normativa del Banco de España).

Otra ventaja más de nuestro aval para la compra de naves, locales u oficinas es que la empresa se ahorrará prácticamente la totalidad del Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados de la hipoteca, por lo que en vez de pagar un 1% sobre la responsabilidad hipotecaria, en la comunidad canaria se establece una bonificación del 90% (lo que supone liquidar el impuesto por el 0,1% en lugar del 1% que se pagaría si la hipoteca la tomase el banco directamente).  

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